En 1974 los servicios secretos de Presidencia del Gobierno, el SECED, idearon un plan con el objetivo de desmantelar a ETA, que un año antes había matado al, por aquel entonces Presidente del Gobierno.
El vizcaíno Mikel Lejarza, tras ser captado por los servicios secretos españoles, logra infiltrarse en las entrañas de ETA en Francia y facilita la detención de todos los generales. Finalmente al CESED no le imporaba si Mikel moría en la operación y lo dejaron vendido. En la actualidad, este infiltrado vive en clandestinidad.
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